LA BELLEZA DE UNA VIDA DE CASTIDAD, ES LA RESUESTA A UNA CULTURA QUE HA NORMALIZADO LAS RELACIONES CASUALES
Madeline Watkins
El texto, escrito por Madeline Watkins, miembro del Secretariado de Laicado, Matrimonio, Vida Familiar y Juventud de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos, afirma que «la belleza de una vida de castidad es la respuesta a una cultura que ha normalizado las relaciones casuales, el sexo antes del matrimonio y la cohabitación».
«Los jóvenes y adultos han sido inundados con el mensaje de que la castidad y el celibato son anticuados, inalcanzables e incluso anormales o contrarios a la salud, pero esto simplemente no es verdad», afirmó Watkins. Esta realidad revela la necesidad de un auténtico encuentro con la belleza de esta forma de vida.
Este encuentro no pasa sin dejar efecto: «Cuando encontramos auténtica belleza, ésta toca una cuerda muy profunda en nosotros o, como diría el Papa emérito Benedicto XVI, nos ‘hiere’». Watkins asegura que «el mundo está necesitando un encuentro con Cristo, el verdaderamente Bello, quien ‘revela plenamente el hombre, al hombre mismo y hace claro su supremo llamado’».
Para poder vivir la castidad, el ser humano debe entrenarse, y este entrenamiento esta en manos de sus padres, ellos son los que con su amor enseñan en base a la disciplina puesta en práctica desde que nacen sus hijos, esto es por ejemplo: horas de dormir, de comer, de bañarse, de jugar, luego mas grandes horas de hacer las tareas, de pasear con amigos, etc. El niño que crece con la cancha marcada, sabe cuando su juego merece reproche por haberse salido de los límites permitidos, y cuando su forma de proceder lo hacen merecedor a un abrazo filial de recompense.
Quien crece así, conociendo sus límites, va a saber a que atenerse cuando en «la edad de la ebullición de las hormonas», piense que límites no debe transgredir, porque le hace mal a él mismo y a su prójimo. Es un continuo entrenamiento, que junto con la constancia y la voluntad, dan cabida a la fortaleza, pilar fundamental de la castidad,