TEOREMA DEL GEYMONIO

OPINIÓN DE UN PADRE EN
ESPAÑA SOBRE EL MATRIMONIO Y LO QUE OPINARÍA CUALQUIER PERSONA QUE EN SERIO, SEA DEMÓCRATA

Dos leonas no hacen pareja. Dos gatos, tampoco. No pueden aparearse.Para ello tendrían que ser de distinto sexo y de la misma especie. Son  cosas de la zoología, de la Madre Naturaleza. No es producto de la cultura hitita, fenicia, maya, cristiana o musulmana. Por supuesto no es un invento de la Iglesia. Muchos siglos antes de que Jesús naciera en Belén, el Derecho Romano reconocía el matrimonio como la unión de
un hombre y una mujer. Después ellos se divertían con efebos, que para eso estaban, para el disfrute. La esposa era para tener hijos.

La palabra matrimonio procede de dos palabras romanas: «matris» y  «munio». La primera significa «madre», la segunda «defensa». El  matrimonio es la defensa, el amparo, la protección de la mujer que es  madre, el mayor y más sublime oficio humano. Cada palabra tiene su  significado propio. Una compra-venta gratuita no es una compra-venta,  sino una donación. Y una enfiteusis por cinco años no es una  enfiteusis, sino un arriendo vulgar. Llamar matrimonio a la unión de  dos personas del mismo sexo me parece como poco serio. Jurídicamente, un disparate, de carcajada. Que le llamen «homomonio», «chulimonio»,  «seximonio», matrigay o lo que quieran, todo menos matrimonio, que ya  está inventado hace tiempo. Nadie llama tarta de manzana a la que está  hecha de peras, ni tampco se le dice taza a la bacinica, ambas son  blancas y con asa, pero en una desayunamos y en la otra defecamos.

 Lo curioso es que cuando dices cosas como estas, algunos te miran como  extrañados de que no reconozcas la libertad de las personas. Y por más  que les dices que sí, que respetas la libertad de todos, que cada uno  puede vivir con quien quiera, incluso con su perro, pero que eso no es  un matrimonio, van y te llaman intolerante. Pero pongamos las cosas en  su verdadera dimensión, los homosexuales son alrededor del 10% de la  población, el 90% restante es heterosexual; entonces, reconocer a ese  10% y aceptar que son diferentes es tolerancia y democracia, pero  ceder a sus caprichos ya no es democracia ni tolerancia, es estupidez.

 No sé lo que harán los parlamentarios españoles a la hora de votar.  Son políticos, no juristas. Votarán por razones políticas, no según  Derecho. Las consecuencias son graves. Si un varón tiene derecho a  casarse con otro varón y una mujer a hacerlo con otra mujer, ¿le vas a  negar el derecho a un hermano a casarse con su propia hermana? ¿O a un  padre a hacerlo con su hija? ¿No tienen el mismo derecho? La sociedad  se quiebra. Huele a podrido. Como en Dinamarca.

Autor: R.P. José Carlos
Areán,
 Capellán del R.C. Celta – Vigo

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