BULLYING EN LA FAMILIA

En la responsabilidad de la formación, los padres debemos ser preventivos oportunamente y no correctivos, la corrección muchas veces es demasiado tardía
Autor: Francisco Mario Morales | Fuente: Catholic.net

«Si educamos al niño y no será necesario castigar al hombre» (Pitágoras)

La disfuncionalidad de un matrimonio, gritos, reproches, amenazas, agresiones físicas, chantajes y caprichos son algunos de los efectos, de algo que no estuvo bien planeado. La causas: falta de comunicación, falta de dialogo, ausencia de: respeto, sinceridad, confianza y de una correcta formación en ambos involucrados o al menos en uno de ellos. Estas conductas inapropiadas podrán prevenirse desde el noviazgo y tiene su origen en un concepto erróneo de la libertad.

Lo no bien planeado seguramente va a ir a parar en el corto o mediano plazo al consultorio del psicólogo o psiquiatra por las múltiples circunstancias que provoca un matrimonio inestable y que el final será la separación, y con el consiguiente daño psicológico de los hijos, que siempre llevarán la peor parte porque nadie piensa en ellos. Esto es lo menos que puede pasar porque en el peor de los casos la pareja puede terminar en la cárcel y el otro privado de la vida. Todo esto como consecuencia de un amor instintivo y nada inteligente. Chicos que no están debidamente preparados para el matrimonio, y por consecuencia ignoran de que se trata y de las responsabilidades con la pareja y con los hijos.

Por eso es necesario e inevitable reflexionar que papá y mamá son los responsables directos de dar a los hijos (as) la formación necesaria para que sepan enfrentar positivamente su matrimonio decidiendo responsable y maduramente el momento de formar una nueva familia. Cada matrimonio fracasado es el fracaso de la formación en familia.

La verdad es que los hijos por falta de una adecuada y oportuna formación cada vez que experimenten obstáculos en su matrimonio es para ellos preocupación y origen de situaciones conflictivas que no saben como enfrentarlos y resolverlos positivamente. Esto es por la falta de una verdadera formación para el matrimonio. Y mientras todo esto sucede los padres viven preocupados solo en sus problemas personales, laborales y de pareja.

La falta de formación oportuna y adecuada en la niñez y adolescencia de las hijas e hijos es la raíz de muchas desavenencias matrimoniales y causa de tantos matrimonios malogrados. No porque ahora se quieran menos que antes, eso no es cierto.

Ahora los psicólogos o psiquiatras tendrán que «remendar» lo que los papás no hicieron oportunamente y por ignorancia o desinterés dejaron a sus hijos en total desprotección desde que cada uno comenzó una relación de noviazgo y solo las amistades nocivas fueron mal aconsejando y promoviendo el «amor (sexo seguro) con protección, «responsabilidad» y libertinaje»

Desintegración, violencia intrafamiliar, abandono, mal ejemplo, incongruencia y vivir sin límites trae como consecuencia el bullying, la drogadicción, pandillerismo, narcotráfico y todo lo que acosa a la juventud en nuestros tiempos, esto está alertando pidiendo a gritos que los padres de familia no dejemos abandonados e nuestros hijos por vivir preocupados sólo por nuestros problemas personales, laborales y de pareja. Los hijos no solo necesitan de padres que los proveen de tecnología intentando suplir la presencia y amor verdadero.

Pilar Sordo, la afamada psicóloga destapa realidades de las familias. Los padres no tienen tiempo para sus hijos. Prefieren a que se entretengan en Internet, Ipad o con los teléfonos móviles. El peligro es que se despersonalicen las relaciones humanas y haya jóvenes marcados por la violencia.

En tiempos de globalización reina el dios «Pantalla», precisa la reconocida psicóloga chilena, Pilar Sordo. Como si fuese la Santísima Trinidad -con Padre, Hijo y Espíritu Santo- el «dios moderno» contiene tres elementos: computadora, televisión y celular, que hoy gobiernan a la familia. (Educar a los hijos sin la ayuda del dios «pantalla»)

La «familia junta» vive en el hogar hotel: duermen y se alimentan, nada más. Cada uno vive su espacio, no hay comunicación, nadie sabe lo que le pasa o le preocupa al otro, nadie se preocupa más que de sí mismo, cada uno está más preocupado por recibir que por dar, se vive un ambiente de individualismo… Es simplemente un grupo desorganizado que vive bajo un mismo techo.

Buleado y buleador ambos son víctimas y se «divierten» a su manera en forma de desahogo. En el fondo son personas que requieren atención y esfuerzos para rescatarlos volviéndolos personas positivas para la familia y para la sociedad.
Para llamar la atención, manifestar y desahogar lo que vive en su entorno familiar, el niño, adolescente o joven actúa así, se vuelven poco afectivos y expresivos, se vuelven agresivos, intolerantes y demasiado retraídos. Estas actitudes son señales de alarma y son una forma de exteriorizar la presión causada muchas veces por la ausencia de alguno de sus padres o de ambos; por divorcio, lucha de poder entre padres, o madres solteras. También puede actuar así por excesivas imposiciones, agresiones, autoritarismo, exigencia arbitraria (abuso del poder paterno) o bien una total indiferencia o apatía de los progenitores; Además desafortunadamente, nuestros hijos están demasiado influenciados por la cultura de la muerte: Poder, dinero y placer como únicos objetivos en la vida.

Se sabe que «todo en extremo es malo», los padres, hermanos, tíos, abuelos tienen que poner mucha atención, con respecto a la formación que le dan a sus hijos y de las actitudes, conducta y expresiones; los gritos, golpes, amenazas, no son la solución ni mucho menos la mejor formación, aunque estas actitudes de los padres pueden ser también una forma de desahogar sus traumas y presiones personales o de pareja. Pero sobre todo hay que sobreponerse por el bien de los hijos, y estar consciente que una de las mayores responsabilidades de ambos (papá y mamá) es educar con el ejemplo y la congruencia. «Lo que se ve es lo que se aprende».

Lilia Borda nos dice, «este fenómeno particular tiene raíz en conductas disfuncionales en sus ambientes donde se desenvuelven, en familia por un lado (falta de límites) (exceso de consentimiento por un falso amor) o depravaciones, carencias afectivas, etc. y en la sociedad misma, por otro, que presenta un modelo en el que vale la ley del más fuerte (violencia continua en la televisión, en las películas, en los videojuegos, en la calle) y prevalece la idea de que los populares y los que se imponen son los que triunfan en la vida», La premisa; la violencia tiene su origen en la familia proyectándose en la sociedad.

Recapitulando sobre las causas que originan el bullying

1.- ¿Por qué un niño, un adolescente o adulto se convierta en bully?
2.- ¿Cuáles son los motivos que tienen para actuar de esa manera?
1.- Las causas pueden ser muchas como ya se comentó, pero en general se observa en personas con baja autoestima, que provienen de ambientes familiares donde se viven agresiones físicas o verbales constantemente, esto los lleva de manera inconsciente a buscar desahogar lo que viven, y buscan posicionarse por desquite como agresores en los otros ambientes en que se desenvuelven. También es común que el bully sea un hermano menor, quien quizá ha sido agredido, atosigado o dominado por hermanos adolescentes y que después adopta estas conductas con otras personas.
2.- Los motivos que propician, agravan y llevan a conductas de bullying en niños o adolescentes se mencionan algunos a continuación:
– Escaza o nula vivencia de valores (Es un hecho) – Ausencia de papá y mamá en casa (Es un hecho) – Vivir en familia sin límites ni reglas de convivencia (Muy probable) – Actitudes agresivas de uno o ambos padres (Existe la posibilidad) – Padres autoritarios o impositivos o bien permisivos, indiferentes o pasivos

Como padres de familia estamos demasiado preocupados por las consecuencias (efectos) del bullying en nuestros hijos, y no está mal. Pero más importante es ir a la causa (origen) y de nuestra responsabilidad en este fenómeno así como los resultados en personas buleadoras y en personas buleadas que están desarrollando gravemente trastornos psiquiátricos.

También es digno de considerar a los espectadores (niños, adolescentes y adultos), actores pasivos del bullying que ven, oyen y que se van haciendo insensibles, apáticos e indiferentes del dolor ajeno y que no se deben abandonar y darles una oportuna atención porque buleadores, buleados y espectadores pasivos son los futuros padres y madres de familia que van formándose una imagen degradada y distorsionada de la dignidad humana, por todo esto debemos comprometernos a ser perfectibles por nuestro bien personal, de pareja y de la familia.

Hoy hemos olvidado, minimizado o restado importancia a cuatro principios de convivencia muy importantes: obediencia, respeto, libertad y responsabilidad. El relativismo nos lleva a desconocer las bondades el bien y las consecuencias del mal.

El respeto hacia nosotros mismos y hacia los demás así como la obediencia, para muchos padres de familia es algo anticuado, algo pasado de moda, humillante, algo que nos hace sentirnos inferiores a los demás. Y por esa sencilla razón nuestros hijos rechazan la obediencia y el respeto porque nosotros como papás así lo transmitimos de palabra, actitud y ejemplo.

La solución al fenómeno bullying y otros a problemas sociales además de reconocer la necesidad de que los hijos necesitan de nosotros nos debe llevar a reflexionar en que: No solo debemos ser padres buenos sino unos buenos padres. No olvidemos que la mejor formación es el ejemplo y el amor exigente ese es nuestro mayor reto

En la responsabilidad de la formación, los padres debemos ser preventivos oportunamente y no correctivos, la corrección muchas veces es demasiado tardía. En los matrimonios de los hijos, los suegros debemos mantenernos a distancia discreta y prudente, y no tratar de «formar» o corregir a destiempo lo que no se formo en su tiempo. Papá y mamá debemos guiar y aconsejar con prudencia a los hijos adultos pero no tomar decisiones en lugar de ellos.

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