«EL AMOR ES…
Autor: Monseñor Rafael Gallardo García | Fuente: laverdadcatolica.org
San Pablo de Tarso, el Apóstol de los Gentiles, plasmó una página singular, por lo profunda, sublime, deleitosa y rica: el HIMNO DE LA CARIDAD (Caridad=Amor)
Hace algún tiempo, en los periódicos primero y en tarjetas de saludo después, dos simpáticos monitos se hicieron famosos; presentados en un simple cuadrito, con actitudes claras y rasgos elementales, pusieron de moda aquella frase de AMOR ES…que con el dibujo y el subtítulo inventaban o comprobaban, las múltiples y variadísimas definiciones que se podían atribuir al amor. Dos casos que recuerdo de pronto, son aquellos que decían, por ejemplo: «Amor es… no tener que pedir perdón» o «Amor es… llevarle el desayuno a la cama».
Y aun cuando parecían tener cierta originalidad hay que decir que uno de los primeros periodistas de nuestra era, San Pablo de Tarso, el Apóstol de los Gentiles, ya se les había adelantado, no ciertamente como dibujante, pero sí como un gran escritor verdaderamente inspirado
En su la 1ra. Carta a los Corintios (13:4-8), plasmó una página singular, por lo profunda, sublime, deleitosa y rica. Los comentaristas la proclaman como HIMNO DE LA CARIDAD, o HIMNO AL AMOR, lectura que es clásica en las ceremonias de matrimonios.
Recordemos este texto bíblico incomparable:
«EL AMOR ES… – paciente, es servicial, no es envidioso, no es presumido, no es vanidoso, no es mal educado, no es egoísta, no se irrita, no lleva cuentas del mal, no se alegra por la injusticia, se alegra por la verdad, disculpa todo, cree todo, espera todo, aguanta todo, EL AMOR, ¡JAMÁS SE ACABA!» San Pablo 1ra. Carta a los Corintios (13:4-8)
Vamos a revisar uno a uno estos calificativos del AMOR, hoy veremos:
EL AMOR ES… PACIENTE
La paciencia, el primer rasgo Paulino señalado a la caridad, combina estas cuatro cualidades: la ternura, la tranquilidad, la perseverancia y la excelencia.
1. La ternura proviene de esa dulzura y delicadeza. La observamos y vemos encumbrarse en las mamás. Cada hijo recordará casos especiales de la ternura materna. Mi mamá, para que no me fuera a hacer daño los helados, cada vez que la comía me decía: «Cuidado, hijito, caliéntala en la boca». Siempre a cada bocado de helado lo recuerdo, y le agrego el sabor exquisito de la ternura de mi madre.
2. La tranquilidad descubre ese amor paciente contrapuesto a lo apurado, no precipitado; toma todo el tiempo necesario porque lo importante es lograr el bien y no desbaratarlo por la prisa. En esto destacan los maestros. Cada alumno atesorará la tranquilidad con que su maestro lo estimuló a aprender hasta conseguir dibujar una sonrisa simultánea de satisfacción.
3. La perseverancia es inseparable de la paciencia: brillo meritorio de los médicos: sea velando junto al lecho del enfermo, sea en la agotadora tarea del quirófano, o en la búsqueda insistente del remedio, consagran su vida a donar el gran bien de la salud. ¡Dichosos los «pacientes» a quienes atiende un médico todavía mas «paciente»…!
4. Pero el amor perfecto no se detiene sino hasta hacer el bien completo. No como salga, ni a medias, sino acabado y excelente. El ejemplo es de los artistas. No exponen su obra, hasta que la terminan muy bien. El que tiene caridad, con paciencia, es el artista del amor, amar es el arte de las artes. Si no expresa dedicación paciente que llega hasta lo supremo, no es amor, y el amor supremo es Dios. Los ejemplos más grandes están en el amor que da la vida por nosotros como el de Jesús, y el de María, que no saben darse si no se dan en forma total…