FORMAR DESDE LA INFANCIA PARA EL MATRIMONIO
P. Paulino Toral
Puede sonar hasta cómico afirmar hoy que a las niñas hay que irlas formando desde pequeñitas para el matrimonio. Hoy en día, a las niñas se les enseña desde pequeñas danza, modelaje, tenis, natación… Pero parece que hubiéramos olvidado que también tienen alma; que es conveniente formarlas sobre todo en las virtudes.
La niña consentida, llena de caprichos y vacía de virtudes, será la adolescente frívola y la joven superficial, sin capacidad de ir al fondo de nada. No será capaz de distinguir entre un chico que le propone ser su amigo y otro que pretende ser un cómplice. Cuando llegue el momento, hará una elección superficial de enamorado, sin captar que la verdad no siempre está en la superficie, vivirá un enamoramiento frívolo, se casará alocadamente, y se pasará llorando el resto de su vida. En cambio, la niña formada en un hondo sentido del carácter sagrado de la existencia, el “sentido de Dios”, será prudente a la hora de dar cada paso, procederá siempre con la dignidad de una hija de Dios y será feliz en su matrimonio.
La experiencia lo demuestra: En la vida matrimonial aflora, quiérase o no (como un balón llevado al fondo de una piscina), lo que las personas llevan dentro. Muchas historias de fracasos matrimoniales se fueron cocinando a fuego lento desde la prehistoria escrita en la infancia, en la adolescencia y en la juventud, porque ellas no supieron ver el fondo de ellos…O al revés. No es verdad que el matrimonio debe ser siempre un “mártir-monio”.
El libro La Casa sobre Roca (H. Bojorge, sj) dice
que nos hemos olvidado de la sabiduría de los antiguos, y cita a Platón: «Afirmo que todo el que quiera llegar algún día a descollar en algo, debe comenzar a dedicarse al cultivo de eso desde niño» (música, cultura, modales). Sobre todo, las virtudes hay que empezar a cultivarla desde niños. Buenos son los que aprenden a dominarse, los malvados son los que no pueden dominarse. Una persona buena o malvada se va haciendo desde niña”
La desviación de un milímetro en la flecha aún en manos del arquero, se transforma en metros de distancia de la diana. Jesús dice que Su Reino se parece a la semilla de mostaza, que con ser la más pequeña de todas las semillas, llega a ser un árbol tan grande que, incluso los pájaros anidan en las ramas. Nada nace grande; también los vicios y las virtudes. Una chiquitina irascible, si no se la forma, llegará a ser una chica imposible y retorcida… Un niño sensual (de “sentidos”), incapaz de dominar su glotonería, será un día un sexo-adicto y un esposo infiel…
El hogar es la clave…Pero los pequeños no se quedan tanto con lo que oyen, sino con lo que ven en sus padres. Los hijos son las “cámaras escondidas” de la vida hogareña. Las virtudes (o los vicios) se trasmiten por “contagio”. Una madre lloraba conmigo, no tanto por el insoportable carácter violento de su hijo, sino porque ella se veía igual a él, y se sentía irremediablemente culpable: sembró violencia y hoy cosecha violencia.
Dentro de poco, la Casa de la Vida, en la parroquia Santa Teresita, ofrecerán el Centro de formación de niñas, adolescentes y jóvenes. El Centro se llama Semillero de la Vida. Las “Mensajeras de la Vida” – así se llama el grupo de chicas – tiene 4 niveles: Pastorcitas (4-6), Belén (7-12), Nazaret (13-16), Caná (17 –“30”).
Información: De 09h00 a 12h00: Visite nuestra oficina provisional en la Guardería Gracias María de la Parroquia; llame a la Directora del Semillero de la Vida, María Graciela Weisson de Guerrero 2830-599 o a la Coordinadora del Voluntariado, Jessica Durán de Scippa (0997534495) A cualquier hora en la web: http://www.steresita.com/