El ayuno, la oración y la limosna por la vida.

 Por. P.Paulino Toral
El ayuno, la oración y el sacrificio son los tres modos concretos que tiene el creyente para vivir  su religion  .
 
Como en todo, Cristo revolucionó de modo esencial la visión de los tres
El Evangelio (Lc 5,35-39) cuenta que los fariseos preguntaron a Jesús por qué sus discípulos no ayunan. Él respondió: “¿Podéis acaso hacer ayunar a los invitados a la boda mientras el novio está con ellos? Días vendrán en que les será arrebatado el novio; entonces ayunarán“. El Señor, en otras palabras les dijo: privarse de los alimentos, es secundario. Llegará el día en el que me haya ido de este mundo y, ellos se las tengan que ver solos ante todo un conjunto de dificultades en el intento de difundir mi Evangelio.  En ese día, sí que ayunarán. Privarse de la comida no es nada ante la privación  de mi presencia… Cuando yo les falte, entonces sí ayunarán…
 
Y, dice el texto que Jesús a continuación añadió: “Nadie echa vino nuevo en pellejos viejos; porque el vino nuevo reventaría los pellejos, el vino se derramaría, y los pellejos se echarían a perder. El vino nuevo debe echarse en pellejos nuevos”.   Los judíos almacenaban el vino en unas bolsas de piel de cabra, llamadas ‘odres’. Todos sabían que cuando el vino era nuevo, tendía a aumentar de volumen por la fer-mentación, y nunca se podía guardar vino nuevo en odres viejos porque estos ya se habían dilatado y podían romperse al crecer el volumen del vino. En el fondo, Jesús, decía a los fariseos: si no cambiáis de esquemas mentales, jamás entenderéis mi Doctrina.
 
En concreto, lo que Jesús les decía sobre el ayuno era esto: Para vosotros el ayuno consiste en no comer. Pero, para mí,  el verdadero ayuno consiste en privarse de cualquier cosa, persona o situación que humanamente se considere imprescindible, y más meritorio es el ayuno así concebido, si dejamos que sea Dios mismo el que nos quite eso que pensamos es indispensable y no le ponemos mala cara al Buen Dios.
 
Pongamos algunos ejemplos de verdadero ayuno:

  Aceptar el no ser estimado, agasajado, alabado, honrado, aplaudido, preferido, consultado…
  Aceptar humillaciones, desprecios, reprensiones, calumnias, olvidos…
  Aceptar ser ridiculizado, injuriado, mal juzgado, ofendido, despreciado, denigrado…
  Acepta que los otros sean más amados, estimados, alabados, preferidos que yo…
  Aceptar los límites de la edad, la salud, las dietas, el hambre, la sed, el cansancio….
  Aceptar que Dios se lleve a mi hijo, mi esposa, mi hermano, mi mejor amigo, mi padre…
  Aceptar que Dios me deje sin trabajo, sin salud, sin seguridad futura, sin un éxito…
  Aceptar que Dios me prive de un amor, de una amistad, de una compañía, de un afecto…
  Aceptar que Dios me prive de mi buen nombre, de mi fama, de mi buena imagen…
  Aceptar con paciencia que me falle el que me iba a hacer un favor.
  Aceptar con buen humor que el que me iba a pagar la deuda, me diga que le espere…
  Aceptar que no me hayan tomado en cuenta, que no me saludaran, que no me sonrieran o invitaran…

  Aceptar que Dios me quite lo que sea y seguir tan alegre, tan contento y tan optimista… 

 
Si tú te propones un día de ayuno, intenta ofrecer al Señor una, varias o todas estas y otras privaciones por la intención de la vida de miles y miles de niños que mueren, víctimas del aborto.
 
Si logramos entender el verdadero sentido del ayuno – privarse o, mejor,  dejar que Dios nos quite de algo ‘imprescindible’ – el ayuno adquiere en nuestra vida un papel esencial, y puede llegar a ser algo tan diario como el intento serio de reproducir en nosotros la muerte y la vida de Cristo, como decía S. Pablo: Pero llevamos este tesoro en vasijas  de barro para que se vea que una fuerza tan extraordinaria viene de Dios y no de nosotros.  Atribulados en todo, mas no aplastados; perplejos, mas no desesperados; perseguidos, mas no abandonados; derribados, mas no aniquilados. Llevamos siempre en nuestros cuerpos por todas partes el morir de Jesús, a fin de que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo. Pues, aunque vivimos, nos vemos continuamente entregados a la muerte por causa de Jesús, a fin de que también la  vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal.  (2 Co 7, 4-11).
 
Quizá todo se resuma en la Oración de la Disponibilidad de Charles de Focauld:
 
Padre, en tus manos me pongo.
Haz de mí lo que quieras.
Por todo lo que hagas de mí,
te doy gracias.
Estoy dispuesta a todo,  lo acepto todo,
con tal que tu voluntad se haga en  mí
y en todas tus criaturas.
No deseo más Dios mío.
Pongo mi alma entre tus manos;
te la doy, Dios mío,
con todo el ardor de mi corazón,
porque te amo;
y es para mí
una necesidad de amor el darme,
el entregarme entre tus manos
sin medida,
con infinita confianza,
porque tú eres mi Padre
 
Entonces, el ayuno y la oración del cristiano tienen el mismo corazón: hacer la voluntad de Dios. Que es el mejor y más eficaz ayuno: Así debéis de orar: Padre nuestro…, hágase tu voluntad.
 
Y tiene un lugar muy adecuado la limosna: como expresión concreta de mi espíritu de ayuno, me des-prendo de algo que me parece tan imprescindible, como es mi dinero y lo doy como ofrenda para ayudar a una madre pobre en la financiación del su Proceso Maternal, a través del Programa Maternal de la Casa de la Vida, el Centro Católico Pro Vida de Guayaquil.
 
 
UN DÓLAR DIARIO POR UN PROCESO MATERNAL (PM) EN LA CASA DE LA VIDA (CDV)
 Cada Proceso Maternal (PM) dura  9 meses. Un PM incluye los chequeos ginecológicos, las ecografías, los análisis clínicos,  la atención médica en áreas no ginecológicas (por ejemplo, un problema cardíaco), las vi-taminas, las medicinas y, finalmente, el parto.  La CDV ha firmado un convenio con la Maternidad Sotomayor por el cual la Maternidad da el parto gratuito (cobrando sólo los insumos) a la madre que se haga en la CDV por lo menos 7 chequeos.
 Además de la atención ginecológica, en la CDV a la madre se le da asesoría psicológica y de orien-tación familiar, se le brinda cursos de lactancia, salud y nutrición; se le hace el baby shower, se le da un ajuar para su bebe y, sobre todo, se le prepara para los sacramentos.  
 Para evitar todo paternalismo y combatir la irresponsabilidad la CDV pide a la madre que ayude con los gastos; pero no todas pueden: unas dan más; otras, menos; y otras nada, o casi nada.
 A quien desee unirse al Programa Favorezca la Vida de los Niños, le pedimos se pregunte. ¿Podría Usted donar un dólar diario para el nacimiento de un niño?
 Suba usted a http://www.lacasadelavida.org/cdv.html
 Y done un dólar diario por el nacimiento de un niño… si lo hace todo el año… imagínese usted…
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