EL SUCIO SECRETO DE LA COHABITACION (vivir en pareja)
El blog de la arquidiócesis de Washington comenta un artículo del New York Times escrito por Meg Jay (psicólogo clínico de la Universidad de Virginia), que con datos en la mano revelaba algo que mucha gente se niega a reconocer: que la cohabitación no funciona.
Primero muestra el rápido incremento en USA: «en 1960, cerca de 450.000 parejas no casadas vivían juntos; ahora el número supera los 7,5 millones». En una encuesta realizada en 2001 por National Marriage Project (proyecto nacional de matirmonio), la mitad de las parejas de alrededor de 20 años expresaban que «sólo se casarían con alguien si él o ella hubiese accedido a convivir con ellos antes y así averiguar si realmente se llevaban bien (si eran compatibles)», mientras que dos tercios dijeron que creían que «vivir juntos antes del matrimonio era una buena manera de prevenir el divorcio»
Sin embargo, el estudio de Meg Jay rompe este supuesto romanticismo. Esa creencia se contradice con la experiencia:
Las parejas que cohabitan antes del matrimoinio (y especialmente antes de un compromiso) tienden a estar menos satisfechas en sus matrimonios –y con más probabilidades de divorciarse—que las parejas que no lo hacen. Estos resultados negativos se conocen como el «efecto cohabitación».
Inicialmente, los investigadores atribuían el «efecto cohabitación» a la idea de que como esta forma de convivencia la practicaban personas con mentalidad menos convencional sobre el matrimonio, estaban más abiertos al divorcio. Pero la investigación sugiere que muchos de los riesgos residen en la propia cohabitación en sí.
Es un artículo interesante que desmonta algunos mitos. Lógicamente no toca la verdadera cuestión central: la donación, y se deja algunos análisis importantes. Pero como «argumento naturale» está muy bien.
En cualquier caso, y con datos en la mano, la «sucia realidad» es que «vivir antes con tu chico o tu chica» es un factor de riesgo para la felicidad futura (y la eterna).